jueves, 12 de julio de 2012

Hidalgos


 

Capitulo I: De como aquel hidalgo
ayudaba al pueblo
 Entrada relacionada con la siguiente noticia: Aprendiendo_a_recortar
En un país no muy lejano, de cuyo nombre ahora no puedo acordarme porque los recortes también influyeron en geografía, vivían políticos de los de corrupción, brindis en alta mar y acuerdos bajo sumario. Una olla de algo más caviar que carnero, vino de D.O. las más noches, duelos y recortes de miércoles a viernes, algo de resaca y des-moral los domingos, consumía las tres partes de sus haciendas. El resto de los días paseaban por países cercanos, con amigos en las fiestas y demás festejos taurinos y futbolísticos y los días de entre semana se dedicaban al poco respetable oficio de la costura en los puntos importantes de la nación, véanse educación, salud y demás necesidades humanas. Tenían todos unas casas que pasaba de los cuarenta millones de euros, las familias colocadas (laboralmente) así como trabajadores de campo y plaza, que de pronto los llevaban a festejos o les limpiaban la casa. El más hidalgo de todos, rozaría los cincuenta años, era de comprensión recia, un poco entrado en carnes, embarbado en el rostro, con gafas,  poco madrugador y amigo de la caza, los toros, el recorte y el ¡pam, pam! para hoy y hambre con IVA para mañana. Importa poco como le llamasen, lo importante son las verdades que han podido decirse, tal vez dependiendo del lector, se quede corto o tal vez larga la expresión sobre el político, pero el andaba tranquilo, era un hombre sosegado que caminaba por los campos de ese valle que un día dejaron muerto.

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