miércoles, 26 de enero de 2011

Ay...ay...agggh!

Entrada relacionada con la siguiente noticia:

san-canuto-regresa

Por delante todavía, quedarme calva, estar en el baño más de 2 horas al día, no saber que ocurre en el mundo, que mi sangre se convierta en Red Bull... Taquicardias, sudores, temblores, gritos y alguna que otra lagrimilla... Antisocial y aislamiento. Comprar cuerdas de colores para planear suicidio y en su defecto pistolas ilegales. Que al igual que tambores en semana Santa, mi corazón comience a moverse a un ritmo propio de canciones chundachunda. Pensar que es el fin del mundo y después creerme una simple idiota más. Pensar que el profesor es imbécil y después cogerle cariño. Comenzar a delirar, dejarme llevar por las pelusas, las moscas y cualquier sueño. Pasar hojas y más hojas y emborracharme de la sabiduría y del insomnio. Comerme las uñas de los dedos hasta que sean tan cortas como la inteligencia de algunas personas... ¡Ah! claro, la hostilidad... ya llega, se aproximan esos nervios hostiles incapaces de combinar con un ambiente agradable.
Tensión y prisas.
Suerte en los (delirios pre) exámenes.

jueves, 20 de enero de 2011

Paz y amor... o eso dice el rumor.

Entrada relacionada con la siguiente noticia : Pisalo

Sonrisas que llegan sin apenas conocerse, intercambiándose en el aire como el agua de la lluvia que cae imparable entre las tejas de aquellas viejas casas.
Miradas que pueden interpretarse como amor u odio. Miradas que nunca llegan y puedes esperar siempre o simplemente duran un microsegundo y quedan empapadas de recuerdo durante toda la vida.
Gestos que golpean tan fuerte que nunca llegan a doler, únicamente rompen en pedazos el cristal del alma, haciendo que este caiga en añicos hasta lo más profundo del olvido, mostrando únicamente una cicatriz que hace imparable volver a soñar con aquella pesadilla.
Palabras que disparan como flechas, como pistolas sin culata que dejan tuerto al que las coge y moribundo al que recibe las balas. Palabras que se amontonan en la  conciencia y rompen a llorar cuando menos lo esperas. Sería precioso poder intercambiarlas, moverlas, colorearlas… como unas piezas de domino, de tetris o de cualquier otro juego, para que en lugar de heridas, crearan miradas y sonrisas imparables, de esas que duran un segundo y quedan reflejadas durante toda la vida. Porque no hay nada que tenga más poder que las palabras, pero como en todo, las consecuencias llegan cuando nos atrevemos a interpretar, manejar y cambiar a nuestro parecer, en ocasiones, dejando un final feliz.

miércoles, 5 de enero de 2011

El nuevo vestido de la ciudad

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A las siete de la mañana del 5 de enero del año 2010, cuando las calles se estaban limpiando, el barrendero únicamente se afanaba por recoger aquellos casquetes de las botellas de champagne rotas, aquellas bolsas inutilizables y aquellas hojas otoñales que habían resistido hasta el nuevo año en lo más alto de las copas.
Un año más tarde, en la misma calle, a la misma hora y con el mismo frío, el mismo barrendero con su misma gorra y unos guantes nuevos, poco a poco iba recogiendo una a una las colillas que recubrían la ciudad. Colillas que como alfombra roja esperaban consumirse en las puertas de las cafeterías, frioleras habían sido despojadas de unos dedos directamente al suelo, sin pensar que por el bien de la salud de unos, las calles  estaban desintoxicándose a base de escobazos.