jueves, 31 de diciembre de 2020

Palabras de última hora

Va acabando este año tan confuso, tan enredado, tan simplemente extraño. Llega a su fin con todas las preguntas por resolver y la esperanza por desenvolver. 

Pasa lento y dejando en el camino a tantas personas que cuando arranquemos esta última página del calendario la pena, al menos un poquito, tendrá algo más de luz. 

Llegan mis palabras de última hora, mi poca capacidad de anticiparme se entremezcla con la calma que requieren estos momentos de espera para que algo mejor se aproxime. Ojalá estos 365 días que arrancan comprendamos y valoremos lo importante, sepamos con seguridad que ser valiente vale la pena. Es ahora cuando deseo de forma irrefrenable que este año los llantos sean de alegría, que la salud se celebre a cada instante y que los abrazos sean los nuevos saludos.


Por un año nuevo como los de antes, donde nos mirábamos la sonrisa y nos comíamos las miradas, donde nos derretíamos en besos y nos entrelazábamos en versos. 

Por un año nuevo donde haya poesía, donde las canciones se puedan cantar, donde el compás de la vida vuelva a ser un interminable cuatro por cuatro, donde enterremos al re menor y podamos de nuevo afinar las gargantas con nuestra mayor alegría. Donde bailar hasta el amanecer sea el mejor de los planes y el desgaste de nuestras suelas sea lo que más nos puede importar, donde el interés de todo el mundo se centre en el siguiente brindis. 

Por un año en el que podamos seguir protegiendo, queriendo y defendiendo la vida.

Por un año en el que vivamos. 

Mafalda por Quino