martes, 30 de noviembre de 2021

Sigue haciendo frío

La jefa ya no dobla camisetas, su padre le ha pedido que escale y le quite al jefe el puesto.


La escritora que ya vuela en el recuerdo la leerán en el universo y entre sus rapaces palabras y luchas de esquivar al olvido ahora sigue saltando fachas que no le quieren dar algún premio.


Cuarenta años no son nada y la vida empieza ahí por los meses de diciembre de aquellos que no los pudieron vivir. El SIDA no solo lo cantaba Mercury, se instauró en nuestras pupilas y los que antes no llegaban a viejos ahora rompen la gayata.


¡Cómo cambian los tiempos! ¡Cómo pasa la vida! Pero seguimos cantando aquello que ya cantaban mis padres: que aquí el que tiene miedo nunca salta sin red aunque a los valientes ya no les sale tan caro: 140 carácteres parecen tener el precio. Y aunque ahora la bachata nos inunde los oidos, el ritmo poco ha cambiado y en el último mes del año sigue haciendo frío.


El Mondoto, un día de invierno
El Mondoto, un día de invierno

miércoles, 18 de agosto de 2021

Federico LXXXV

Vestida con mantos negros le llegó a Lorca la muerte. Por marica y por poeta se lo quitaron de en medio aquellos que en las mentes solo conservaban serrín y un águila negro que batía las alas.


Tanto tiempo entre los versos que quisieron tenerte muerto cuando desaparecía la luna gitana y la luz del alba se abría. Cobardes aquellos que dispararon para enmudecer tu aliento, cobardes y malnacidos quienes te vendieron al viento. 


Con la sombra en la cintura seguiremos soñando desde la baranda que entre sonrisas y llanto aparezca la justicia que jamás debe de ser olvidada. 


Quisieron negarte y después de tanto tiempo aquí sigo como amante de tus letras, como sigue el barco en la mar o el caballo en la montaña soñando con las rimas que nunca podrán ser borradas. 


Dibujo de F.G. Lorca


martes, 13 de julio de 2021

Mañana me vacunan

Estoy nerviosa. Nerviosa como un novio que da el primer beso. Nerviosa como cuando tienes tanta hambre que sueñas con un bocata de calamares. Nerviosa como un día de lluvia que tienes botas de agua que estrenar. Nerviosa como el primer día de playa de un verano que parecía no llegar. Nerviosa como el primer día de cole, como quien espera en la cola del mercado el día de Navidad. Nerviosa como quien ansia la  llegada de un tren y cuando se abren las compuertas desea abrazar a alguien. Nerviosa como quien descorcha una botella de champagne para celebrar la vida. 

Nerviosa y convencida, atraída por la ciencia. Y aunque suene cursi e inesperado estoy nerviosa. Nerviosa y decidida. Tampoco puedo evitar sentirme culpable, pensar en la desigualdad, en el privilegio que supone vivir en este mundo, en este lado del mundo, al mismo tiempo eso me da miedo, la igualdad deja de lado a una luna que quieren pintar de lado oscuro. Al fin y al cabo no solo es una vacuna si no la recapacitación de llegar viva hasta aquí.

Mañana me vacunan y estoy a un paso de estar agradecida por la sanidad pública sabiendo que la espera sí, claro que sí, ha merecido la pena.



lunes, 28 de junio de 2021

Orgullos sin prejuicios

¡Vive! ¡Qué la vida tiene un nosequé que la hace más hermosa de lo que pensamos! ¡Vive con orgullo que el mañana aún no existe y el ayer ya se esfumó!


¡Quiérete tanto para que lo siguiente que hagas sea querer al resto mirándole de igual a igual! 


¡Qué se vayan a la mierda los del odio y los que siempre andan mirando y no paran de hablar con sus dimes y diretes! ¡Qué se pudran los de las dobles caras que al llegar ciertas fechas se envuelven con banderas pero siguen juzgando desde su machismo imperante! ¡Qué se mueran los feos de alma y se olviden con su marchito prejuicio para siempre!


¡Qué viva la noche y viva el amor, el verano ya llegó y la fiesta, cuando sea la bailaremos de nuevo como se merece con el único fin de celebrar el amor! 


¡Ama, ama, ama y ensancha el alma!



jueves, 29 de abril de 2021

Dil me dard

Me dueles cerca del pecho,
más profundo que el corazón.
Siento un pinchazo allá adentro
desaliento, desazón.

Cómo me duele tu pena.
Cómo me duele tu olvido.
Cómo me duele esa lágrima
que hace un surco que se pierde en cualquier mar.

Cómo me duele la tristeza
de quien con los pies descalzos
recorre cualquier camino por unas migas
que en otra ruta previa no pudo encontrar.

Desde la distancia,
desde el ausente quejido,
desde el egoísmo más absurdo
de quien siempre tiene una barra de pan.

Te miro hoy y pienso
cuando nadie te recuerda,
cuando la pobreza tiene tu cara,
cuando el hambre tiene tu muerte.

Cómo me duele la injusticia
que arrebata contra tu alma
y nadie la quiere pensar,
nadie la puede ignorar.

Cómo me duele esa comparación injusta
ante la posibilidad de que lo que allí pasa
pueda llegar aquí 
y envestir de forma semejante,
lamentándonos solo por puro egoísmo.

Te miro hoy y siento, mucho.
Cómo me duele esa desigualdad que se construye,
cómo me mata a mí también cuando ya no puedes respirar.
Cómo me dueles hoy, cómo me dueles India.



Mumbai, 2013

Hace tanto que no escribía poesía o intentaba trazar algunos versos que hoy mi propia pluma se ha parado en seco para, después, guiarme por las rimas. 

Cuando el dolor en la distancia me azota fuerte me dejo llevar y puede que no sea lo mejor que haya escrito pero al menos algo ha salido sin perpetrarse dentro, ahora quizá duele un poquito menos cuando lo comparto. 

India me marcó demasiado, todavía lo sigue haciendo. Su alegría se está viendo desvanecida y hoy la he mirado a los ojos, mi llanto se ha puesto a su compás y le he llorado algunas letras que dejo por aquí. 

martes, 16 de febrero de 2021

Nos quisieron robar la saliva

Nos rompieron las gargantas robándonos la saliva, quisieron callarnos, queríamos usarla para besos que se convirtieran en versos y nos hicieron apurar los lagrimales.

La vida no tiene la misma lectura si nos quitan el miedo a la muerte y las penas y alegrías se transforman en un mismo sentido, en el mismo sinsentido.

No nos quedaron ni garras, nos dejaron con el temor de a quienes les han arrebatado todo pero volvimos a ser fuego, la llama de quien desde la rabia más calmada iluminaba todo.

Quebraron los huesos que nos ataban al cuerpo, quisieron matarnos y fue entonces cuando nos hicimos libres, brotaron de las espaldas dos grandes alas y los pies dejaron de andar por las aguas. 
       
Dejamos de creer en la crítica infernal que no lleva a ninguna parte, que aturullaba la mente de quienes no podían mirar bajo su ombligo y pudimos volver a afinar nuestras cuerdas vocales.
      
El bosque comenzó a brotar, las manos se desencadenaron y aquellos quebrantos fueron raíces que no tardaron en volver a florecer en el alma.


lunes, 18 de enero de 2021

Melodía de un domingo menos feo

Ayer fui por primera vez a un concierto. No fui por primera vez en mi vida pero era como si por vez primera descubriera qué significa que el ritmo entre en todo mi cuerpo, qué significa que se introduzca en mi desde los oídos, como si supiera por primera vez qué es combinar instrumentos y hacer música, como si después de una vida pudiera disfrutar con los ojos cerrados de melodías desconocidas que poco a poco se van descubriendo. 

Ayer fui por primera vez a un concierto y supe que encima del escenario se expandía aquello que tras tantísimo tiempo había estado guardado en una caja de música y ahora se activaba cara el exterior, rompía con la monotonía temporal de esta incertidumbre tan fea, hacía añicos aquellos días grises aunque fuera solo por unos breves minutos y permitía gritar en silencio frente a la calma impuesta. 

Ayer, después de mucho tiempo fui por primera vez a un concierto y me volví a sentir viva.

Bombo y platillo.
XXVI ciclo de músicas dispares.
Zaragoza, otoño 2020.