lunes, 27 de febrero de 2012

Palabras ¿Se las lleva el viento?


Entrada relacionada con la siguiente noticia: Asesinos_de_palabra

Opinamos, trabajadores de las palabras o no, dueños de nuestras palabras, constantemente nos vemos obligados y resignarnos a abrir la boca para opinar por todo.
Sí, lo sé, debería callarme, soy la primera que hablo y  quizá me sitúo a la cola de muchos que deberían de opinar antes que yo en un sinfín de cuestiones. Posiblemente, existan ocasiones en la que el silencio debería de ser mi primera opción, pero quizá permanezcamos demasiado tiempo en silencio después de que nuestros días se consuman en esta tierra y pasemos a ocupar un traje color roble por el resto de los días, ya bajo tierra.
Hagamos un experimento, intente no hablar en 24 horas, es más, esfuércese por no pensar ni siquiera una sílaba, pongo mi mano derecha, la que más utilizo para escribir estas palabras, que no podrían pasar ni 5 segundos sin pensar nada, y realmente si llega a no pensar nada, mi teoría personal que me acompaña durante varios años, es que en ese preciso momento está pesando en pensar nada… Tal vez suene tonto, idiota o sea lo más bobo que usted ha leído en lo que va de día o mes, pero he ahí uno de los mayores misterios del ser humano, del pensamiento y sus palabras.
Quien mucho habla, mucho peca… lo he escuchado un sinfín de veces en mi corta vida, y la verdad, que me hace deducir algo muy sencillo: Somos constantes pecadores, pecadores de palabra, sí, unos más que otros, algunos con más estilo o desdén  pero pecadores a los ojos del refranero y alguna institución más.
La palabra ha unido a los hombres, los ha enfrentado desde la famosa torre de Babel y posiblemente siga haciéndolo por los siglos de los siglos, amen… ¡y qué así sea! (al menos lo primero).

jueves, 9 de febrero de 2012

Día...día... SanDía


Entrada relacionada con la siguiente noticia:
Nos hemos empeñado a darles nombres a los días, a dejarnos publicitar y a publicitarnos al mismo tiempo.

Nos dejamos llevar por el qué dirán y finalmente nos zambullimos en cualquier cosa que dicen.
Hace unos días, los medios de comunicación, las redes en general, nos recibían con El día de la marmota , tal vez desean que nos durmamos, que permanezcamos en un letargo continuo, sumergidos en una madriguera y aislados de la realidad.
Hace unas horas, hablaban de El día del chocolate … creo que de continuar así, posiblemente acabaremos llenando nuestros días de cosas simples, sin sentido y dejaremos que las importantes pasen a formar parte de los recuerdos, o tal vez las dejemos para más adelante.
Imagine, señor/señora que invierte sus minutos en la lectura de estas líneas, que un buen día aquello de El día del trabajador pase a llamarse, por ejemplo, sin pensarlo mucho: El día de la taza del váter… aunque, posiblemente, pensándolo mejor, ambos tengan relación y el segundo de ellos sea el lugar perfecto al que enviar a políticos y demás mandatarios que poco a poco van destruyendo el bendito día del currante.
Me sorprende como los seres humanos nos creemos el centro del cosmos, pero sin embargo nos centramos en otorgar nombres a los días, a las cosas, a los hechos y no trabajamos en buscar que todo lo que nos rodea sea perfecto por dentro y simple por fuera.

No olvidemos, que al fin y al cabo, los aspectos importantes de nuestros días, generalmente, no pueden expresarse con palabras.


En fin... sea el día que el calendario marque y los medios nos dicten, no olviden vivirlo como el mejor de los días.