Que el ser humano ha nacido con una pizca de maldad, la verdad, que no es algo novedoso. Venimos avisando con nuestro llanto que no todo será un camino de rosas y que posiblemente hagamos tributo a aquella mítica película Sonrisas y lágrimas a lo largo de toda nuestra vida.
Estamos de acuerdo en todas esas frases, que ya parecen hechas, tales como No son tiempos fáciles, en estos tiempos que corren, ¡ay la crisis! Etc., etc., pero es cierto que hoy en día hay que andarse con más ojo que nunca, no sabemos dónde va a surgir el odio, el rencor, o dónde el amigo de lo ajeno va a intentar asaltar a las ideas, las palabras o simplemente a la dignidad y la intimidad.
La humanidad nació en una cueva, posiblemente, bajo tierra, o tal vez en una explosión, infinito debate; pero poco a poco nos hemos ido transformando, pasando de lo individual a lo colectivo, lo público y el deseo de conocernos, hacer conocer lo nuestro y porqué no, seguir perturbando a lo conocido de los demás. Lo de la intimidad, lo familiar, lo casero… quizá son conceptos que vayan desapareciendo con el paso del tiempo, lástima... Necesitamos expresarnos, somos seres comunicativos, pero al igual que sabemos dar las gracias, en ocasiones, determinados individuos únicamente saben hacer la gracia.
El mundo cambia, las redes nos unen, pero cuando una red se infecta, se atempera a negro, ¡cuidado! Puede que como en el mar, estemos navegando atrapados en las garras de un pescador que tarde o temprano será atrapado. No podemos vivir con miedo, pero al parecer, parece que hay personas que vinieron a este mundo con el único fin de causarlo.
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