Suenan los primeros acordes y suena a cambio. Sigue sonando esa melodía tan pop para unos y tan noña para otros pero sea como fuere, formando parte de la banda sonora de muchos, de las canciones de la vida de otros tantos y sin duda de la historia musical actual de un país.
Continúan las notas, surcando entre los recovecos de la mente y retornando al mismo tiempo a ese viejo 28 que sonaba hace más de diez años. Nuevos sonidos, pero con el respeto a una esencia característica de los cinco del norte. Nuevas letras pero con la dulzura, la firmeza y esa fuerza tan peculiar para trasportarnos a paisajes infinitos que simpre les acompaña.
Concluyen los acordes del nuevo trabajo. Para algunos suena simplemente a máspopromanticóndesiempre, para otros a algo nuevo pero con una base esencial, como un pastel de chocolate que hace que el paladar experimente un sabor peculiar, pero al mismo tiempo le retorne a ese aroma que hace años ya probó.
Conjunto de notas, melodías y esa voz que al emitir un sin fin de palabras cumple con la perfección caótica de la armonía, haciendo que nuestra mente sin querer tararé una y otra vez esos pentagramas recién desenvueltos.
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